La golpeó, puso en fierro en su pecho.
Mató, la esperanza de un hecho.
Inventó, un futuro deshecho.
Triste mente aceptada, normal hizo de eso un defecto.
Nunca más pudo ella volver, fue el silencio en esencia.
El valor y el amor todos juntos pudieron ganar.
Chau, adiós agresor.
Y voló, siempre al viento le toca un adiós.
Hay tormentas que quedan, que están.
En la arena no vive, pero puso amor
a la vida, a ella misma el dolor
el problema tiene solución
es que a gritos lo piden.
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